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SATYA – Ser verdadero

Satya es una palabra en sánscrito que significa verdad y honestidad. “Sat” significa  “algo más que verdad”, se refiere a algo más relacionado con lo auténtico, lo puro, lo inmutable que está más allá de la realidad.

Satya es el segundo de los 5 Yamas propuestos en el Yoga de los 8 pasos de Patanjali que son: Ahimsa (no violencia), Satya (No falsedad), Asteya (no robar), Brahmacharya (discreción y sosiego sensorial), Aparigraha (No avaricia). Se trata de una propuesta de abstención para cultivar y desarrollar la virtud de vivir en paz y respeto.

 

 

Imagen extraída de la web https://maasyoga.com.ar/noticias/practica-del-yoga/los-8-pasos-del-yoga/

 

Ser honesto implica elegir decir la verdad, siendo ésta, una de las maneras de construir fortaleza en el carácter y paz en el espíritu. Es importante darnos cuenta de que cuando no nos decimos o no decimos a otros la verdad, estamos ejerciendo una forma de autoprotección o bloqueo, creyendo que si sentimos y expresamos la verdad, experimentaremos un daño o pérdida de amor, reconocimiento, logro…etc. Por ello, mentir es una defensa, es no confiar en la realidad presente y en que todo está bien y tiene su sentido  siendo como es, que tenemos el amor que necesitamos para seguir evolucionando. 

Sin embargo, es importante darnos cuenta que no existe una única verdad sino la verdad que es coherente con tu forma de sentir el momento presente, por ello, no se trata tanto de encontrar la verdad absoluta sino la que da coherencia a uno mismo.

Este principio de Satya no está basado en ninguna moralidad externa ni en un valor impuesto por ningún dogma religioso o moral, sino que se trata de una virtud ética a desarrollar y reflexionar en nuestra práctica personal.

También es importante entender que ser un ser honesto no implica la ausencia de cuidado interpersonal, ni convertirnos en jueces de la sinceridad, que denuncian la mentira, sino más bien el desarrollo de una actitud  libre de juicio que invite a las relaciones honestas y transparentes, que cuide a las otras personas también desde el principio de Ahimsa e inspire a una forma de relación aceptadora. Por ello, es necesario desarrollar un buen discernimiento para elegir la manera más coherente, sincera y respetuosa con todos estos principio éticos de relación.

La honestidad es la base de cualquier relación fuerte y significativa con los demás y con uno mismo, también con el cuerpo y las emociones. Reconocer la verdad de lo que sientes y piensas, aceptarla y sentirte en la libertad de actuarlo y expresarlo sin defensas, es una de las bases del amor y aceptación a uno mismo, a los demás, a nuestro trabajo, a la vida…etc.

Como practicantes de Yoga, es fundamental  reconocer, aceptar y respetar el lugar exacto en el que nos hayamos, en lo relacionado con cualquier aspecto de la práctica de Yoga, lo que significa no violentarte. También supone sentirte con el derecho de ser lo que eres y así respetar también  a los demás mostrándote realmente como eres. Por ello, es muy útil poder identificar, sin juicios, la práctica que te sienta bien, desarrollando de esta manera una consciencia corporal y emocional que aporta respeto y autocuidado. 

En otras ocasiones hemos hablado de la paz y el principio de no violencia, Ahimsa, y hemos observado nuestra práctica de asanas o Hatha Yoga desde esta perspectiva, pudiendo incluso reconocer cómo, sin darnos cuenta, podemos ejercer violencia contra nuestro cuerpo practicando Yoga por encima de nuestros límites. Ahora, la propuesta es poder observar cuanto de honestos somos al reconocer si soy capaz de aceptar la verdad sobre mi límite físico y comprometerme con mi autocuidado, dicho de otra manera, ejercer con responsabilidad el amor en mí.

No obstante, la propia práctica de Hatha Yoga nos permite ir desarrollando esta virtud. Se trata de un proceso, nuevamente evolutivo, donde, a través del desarrollo de la cosnciencia corporal, la concentración de la mente y la disminución de impulsos mentales que facilitan la entrada y sostenimiento de un estado de consciencia más amplio, sereno y profundo, va emergiendo el reconocimiento de la verdad del corazón y la templanza para poder sostenerlo.

Muchas gracias 

Namasté

Cristina Pastor Martín
Instructora de Yoga y terapeuta Getalt

 


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